El SPA es una zona dedicada al relax, la libertad y la regeneración de los adultos, en la que se evita hablar en voz alta y hacer ruido para crear un ambiente de silencio meditativo. Incluye un gimnasio, una zona para masajes, una sauna y una piscina cubierta. La piscina cubierta está pensada para relajarse. Se llena con agua de mar calentada y clorada, por lo que no es posible sumergir la cabeza, zambullirse, salpicar, jugar a la pelota o nadar como en las piscinas de uso deportivo, ni tampoco bañarse con ornamentos metálicos, relojes o collares.

En el SPA cabe la posibilidad de encontrarse con personas completamente desnudas, lo que podría herir la sensibilidad de los progenitores de los menores que entren en el mismo. Por este motivo, no se suele permitir que los menores de 16 años accedan al SPA.

No obstante, en caso de que los progenitores garanticen su compatibilidad y la de sus hijos con las peculiaridades arriba señaladas (respecto al derecho de los demás a ir desnudos y al hecho de no crear alboroto ni bucear, zambullirse, salpicar, practicar natación, jugar con pelotas, etc.) y esté presente un adulto responsable de ellos en todo momento durante su estancia en el SPA, los menores son bienvenidos. En cambio, los niños que no hayan adquirido completamente el control de esfínteres no pueden acceder en ningún caso a la zona de la piscina cubierta.

El acceso al SPA y ‒a los servicios ofrecidos en el mismo‒ puede comportar costes adicionales respecto al precio de la estancia, en función de la tarifa elegida y la modalidad de reserva.